sábado, 19 de marzo de 2011

PINTURA DE LA EDAD MEDIA

 se desarrolló fuera del imperio bizantino y dentro de lo que eran las fronteras del norte del mundo romano— puede clasificarse según sus rasgos estilísticos distintivos. El arte celta, que floreció entre los siglos VII y XIX en los monasterios de diferentes zonas de las islas Británicas, se basaba sobre todo en intrincados dibujos caligráficos. Se realizaron manuscritos miniados muy decorados, como los Evangelios de Lindisfarne (c. 698-721, Museo Británico, Londres), con elaborados motivos lineales, planos, en los que se combinan elementos celtas y germánicos. En el periodo románico, durante los siglos XI y XII, los manuscritos del norte de Europa no denotaban ningún estilo concreto; algunas iluminaciones eran de inspiración clásica, mientras que otras señalaban un nuevo estilo de dibujo, enérgico y muy acusado. En el periodo gótico que siguió, desde fin del siglo XII hasta el comienzo del renacimiento italiano, se introdujo un gran repertorio de medios técnicos, y la pintura dejó de ser un producto de monasterio.



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